​No somos marionetas

    La invasión de Rusia a Ucrania está ocultando muchas cosas, lo que no quiere decir que no repudie con todas mis fuerzas lo que está sucediendo y que comenzó en el año 2014 con la toma Crimea, y siguió años más tarde en Donbás, sin tanta virulencia como al día de hoy.

     Las medidas tomadas no han sido efectivas, y afortunadamente el fracaso ruso se debe a su mala logística, mala planificación, alimentos caducados, soldados con poca experiencia, material no adecuado… Occidente reaccionó recogiendo refugiados, enviando armamento, medicamentos, y asistencia de voluntarios. Después incluyó graves sanciones que repercutieron menos en Rusia que en Occidente. La OTAN se hizo notar, incluidos instructores y refuerzo de tropas, misiles y aviones en las fronteras. Sus miembros incrementaron casi todos sus presupuestos militares, y recibió peticiones de ingreso de Finlandia y Suecia que se están tramitando. Todo repercutió en las economías de los países europeos que agravó la crisis que la Pandemia y su gestión habían provocado. Incrementándose con la crisis alimentaria al no poder Ucrania exportar los cereales y materias primas como venía haciendo. La mayor parte de estas acciones fueron tomadas por los organismos burocráticos de la UE donde están los que no se han sometido a votación y dirigen la burocracia de la UE.

     Hace pocas semanas se reunió el Foro Mundial de la Economía, que se realizó simultáneamente con el Foro de Davos, de allí salieron previsiones, que hasta el propio Kissinger desautorizó, Soros no dudó en decir que acabaríamos en la III Guerra Mundial, y Bill Gates que tendríamos más pandemias, curioso surgió la ‘viruela del mono’ y en el mismo lugar que otras cómo el VIH. En las últimas décadas sufrimos la ‘gripe aviar, ‘peste porcina’, ‘vacas locas’. Sin hablar de la amenaza de la hambruna y pobreza energética prevista en Davos.

      Los mismos que llevan años destruyendo la cultura Occidental, por ello son actuales las palabras del periodista y escritor turco Peyami Safa: “Si quieres destruir una nación, no hay necesidad de hacerle la guerra. Basta con hacerle olvidar su historia, perturbar su lenguaje, alejarlo de su religión y por tanto desintegrar sus valores espirituales y moralidad". Hay reacciones y no seremos marionetas.