Más vale tarde que nunca

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     Desde el pasado 18 de febrero, asistimos estupefactos al esperpéntico desenlace de la rivalidad Casado- Ayuso. Seguro que el lector de este artículo estará sobresaturado de tanta información al respecto. Las últimas noticias, apuntan a Feijóo como futuro líder del principal partido de la oposición. Sin embargo, desde la fuerte irrupción política de Podemos y Ciudadanos, persiste una problemática sin solución satisfactoria. Ya sea que las próximas elecciones generales, las ganen P.S.O.E o P.P, uno percibe lo difícil que resultará formar un gobierno estable que favorezca una mejor gobernabilidad de nuestra nación. Las encuestas electorales y las pocas esperanzas acerca de posibles pactos entre P.S.O.E y P.P., auguran un preocupante panorama político para las posibles próximas elecciones generales de finales del 2023. Resulta muy predecible que la suma de estos dos partidos políticos supere la cifra de 200 escaños, superándose con creces los 176 necesarios para tener mayoría en el Congreso de los Diputados. Por el contrario, parece difícil que la suma P.S.O.E-PODEMOS, o P.P-V.O.X alcancen dicha ansiada cifra.                                                                                                                                            

       Una de las bastantes cosas que admiro de Alemania, es la capacidad negociadora que sus políticos tienen para formar gobiernos estables. En la última legislatura de Merkel, su partido C.D.U (centro-derecha) y el S.P.D (centro-izquierda), consiguieron pactar un gobierno y programa político serio a pesar de sus diferencias ideológicas. De hecho, el actual Canciller, Olaf Scholz (S.P.D), fue Vicecanciller y Ministro de Finanzas hasta que hace unos meses ganó las elecciones y formó un nuevo gobierno tripartito con FDP (liberal) y Los Verdes (izquierda ecológica). Sin embargo, P.P Y P.S.O.E, han sido incapaces de seguir el ejemplo alemán en algún momento de nuestra democracia. Ahora bien, más vale tarde que nunca, y quizás el próximo año, sólo se tenga la posibilidad aritmética de esa gran coalición para enfrentar una legislatura sustentable. Si así ocurriera, los líderes de ambos partidos deberían demostrar capacidad para consensuar políticas comunes, y evitar situaciones de incertidumbre política como las vividas en 2015 y 2019.

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