El billete de Interrail ha sido la puerta de entrada para conocer Europa durante los últimos 50 años. Inicialmente se veían adolescentes y veinteañeros pasando incontables noches en compartimentos de tren mal equipados con sus mochilas y sus sacos de dormir. Muchos incluso pasaban todo el viaje de noche sentados en el pasillo pero viajar en tren fue parte del crecimiento personal. Por primera vez viajaban sin padres, desde el Cabo Norte hasta Lisboa.
Ahora cada vez más personas de la tercera edad usan esta modalidad de viajar por el continente europeo. Las anteriores restricciones de edad se eliminaron gradualmente y los ferrocarriles nacionales atraen a las personas mayores con cómodos trenes de alta velocidad, siendo así mas interesantes los viajes en tren para este colectivo.
Más de doce millones de pasajeros se han embarcado en este tipo de aventuras en los últimos 50 años. Los tiempos dorados fueron en las décadas de 1980 y 1990, cuando se vendían cientos de miles de billetes en el mostrador cada año. Cuando Europa se presentó como un continente reunificado en 1990, 400.000 jóvenes se animaron a hacer el viaje.
Después de eso, las cosas fueron cuesta abajo abruptamente, con un mínimo de alrededor de 100.000 entradas a principios del tercer milenio. El negocio se vio afectado por la competencia de las aerolíneas, principalmente las aerolíneas de bajo coste.
Gracias a los cambios, en especial la sensibilidad por el futuro climático, el tren por modalidad Interrail ha vuelto a ganar adeptos en los últimos años. En 2018 se vendieron 300.000 pasaportes, tres veces más que en 2005. 33 países están ahora involucrados, incluida Turquía. Solo Albania y Kosovo se mantienen alejados.
El éxito de ventas “7 días en un mes” cuesta 335 euros para adultos a partir de 28 años. Los mayores de 60 años pagan 302 euros. Dos niños de entre cuatro y once años viajan gratis.
El clásico, con el que puedes viajar por Europa durante un mes, cuesta 670 euros para los adultos a partir de 28 años y 603 euros para los mayores.
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