La despoblación rural

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Realizando una retrospectiva del pasado, una de las cosas que añoro es la mayor facilidad para encontrar aparcamiento en las ciudades. Uno percibe que hay más coches y personas en las urbes. De hecho, la población de España ha crecido en seis millones de personas durante los últimos 20 años. Frente a un elevado aumento de la población urbana, contrasta una preocupante despoblación rural: 8 de cada 10 municipios con menos de 5.000 habitantes, han perdido habitantes en la última década. Una situación muy negativa, que ha propiciado el desembolso de 10.000 millones de euros por parte del Fondo de Recuperación Europeo para revertir los efectos de esta despoblación. El Gobierno, aprovechando esta importante cantidad monetaria, ha elaborado documentalmente un ambicioso plan que pretende en grandes rasgos, mejorar el turismo y el tejido productivo rural. También, se pretende facilitar la llegada de nuevos emprendedores a estas zonas en declive y aumentar sus servicios públicos. Estos grandes objetivos, tienen la finalidad común de crear una mayor actividad económica que provocaría la llegada de más población.


   Desde hace más de 20 años, se han desarrollado diversos planes integrales para evitar una España vaciada. La creciente y progresiva despoblación rural, indica que se ha fracasado al respecto. La mayoría de los políticos, obviaron los argumentos sobre su implementación efectiva y eficiente. Se centraron en vanas discusiones sobre si se beneficiaba a una región en detrimento de otra, o en si había que aumentar las competencias o financiaciones de los entes locales, provinciales o autonómicos. Sin embargo, expertos en la materia, afirman que es necesario una estrecha colaboración de las diferentes instituciones y administraciones, así como, entre los agentes públicos y privados. Los vecinos de pequeños municipios, pueden contribuir a inventar sus propias oportunidades creativas basadas en sus talentos. Esto ha funcionado en poblaciones de Japón y Estados Unidos. Asimismo, nos expresan la urgencia de realizar un aprendizaje en red a nivel de la Unión Europea. De esa forma, se fomentarían actividades compartidas e innovadoras que tendrían en cuenta las peculiaridades de los diferentes territorios y ambientes sociales. Sería deseable que esta ingente cantidad económica distribuida a España, sea bien invertida y  ayude a reducir este grave problema del abandono de muchas zonas rurales.

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