Esta comarca leonesa de los cuatro valles atesora en su seno la naturaleza brava y ejemplar de la montaña norte de esta provincia animada y esencial. Sus praderías y sus montes son lugar de ganado vacuno y cabrío, así como de cerda en el llano, lo que redunda en buenos productos agroalimentarios como los lácteos y chacinas, pero especialmente las trabajadas cecinas de vaca y de chivo, referencia gastronómica de la zona.
Paisaje de Vegacervera en los cuatro valles leoneses, (foto:Carlos Cuesta)
Y visitar este municipio de alturas y tranquilidad es envolverse en tiempo sosegado, paseos por su naturaleza pródiga y disfrutar de un excelente condumio a base de ricas sopas, carnes y del cocido de cecina de chivo, siempre incluido en las cartas de los restaurantes y casas de comidas de la zona.
Panorámica de Vegacervera
La capital es Vegacervera, villa recoleta y dotada de importantes servicios para utilidad del parroquiano y visitante. Los deportes de montaña están presentes en los programas de ocio del municipio y son muchos los turistas accidentales que disfrutan de todo el abanico de posibilidades que ofrecen estos entornos de vida, agua y salud.
Rio Torio en las Hoces de Vegacervera, (foto: Javier Gutiérrez)
Y dentro del perímetro de este concejo es fundamental visitar la localidad de Coladilla. Un rincón agradable y dotado de mucha actividad para lo reducido de su espacio social. En este solar de acción montañesa la movilidad empresarial y los intrépidos emprendedores se dejan notar.
Plaza de Coladilla con la fuente del caño en el centro, (foto: Carlos Cuesta)
Y ejemplos son varios. Una pequeña factoría láctea donde se elaboran quizá los mejores yogures de León y zonas colindantes. La Sociedad Agraria de Transformación, El Sendero desarrolla labores con toque artesanal donde, aparte de los yogures, destacan las cuajadas, los quesos y los helados. Todo un ejemplo de calidad y apuesta por la economía de estos rodales de ánimo y sorpresa. El taller de Artesanía de Pilar Tirados es un centro afecto de trabajo sosegado y manual. Sus gallos de renombre y las ovejas vigilantes, junto a otros detalles, son verdaderas obras de arte de una mujer que disfruta con lo que hace. Artesanía del barro en perfecta simbiosis con la naturaleza intensa de estos pagos.
Pilar Tirados, en su taller de cerámica artesanal de Coladilla, (foto: Carlos Cuesta)
La casa de comidas La Rinconada es el mesón por excelencia del pueblo y aquí se guisa de comer con la culinaria local por encima de todo. La cecina de chivo, la cecina de vaca y los embutidos, son la joya de la corona de la base nutricia de estos lugares de clima extremo, veranos cálidos e inviernos fríos... En la tahona Dulce y Salado, rosquillas, bizcochos y empanadas con el café bien preparado por su propietaria Inés y parlamentos cotidianos en el cálido espacio interior. Y toda esta actividad está en Coladilla, un reducto rural con vida propia y sabores de la tierra.
La Tahona Dulce y Salado, elebora dulces, pastas y empanadas, con la artesanía por norma, Inés su propietaria se encarga de cuidar de su excelente calidad, (foto: Carlos Cuesta)
La Iglesia de base románica de Santa Engracia es la referencia artística de este rincón y es cumplida obligación acercase a conocer su nave y su monumentalidad.
Iglesia de Santa Engracia de Coladilla, Monumento de estílo romanico rural, (foto; Carlos Cuesta)
Y en Coladilla se encuentra uno de los personajes más queridos de la montaña leonesa. Se trata de Nano Fernández "El feo". Una persona singular que durante más de cincuenta años regentó el Restaurante El Cubano en la villa marinera de Candás en Asturias. Ahora con la tranquilidad de la jubilación a cuestas vive a fondo en su terruño y se muestra hospitalario con todo aquél que se acerque por Coladilla. Su casa está abierta a todos y si se tercia habrá parada y fonda con el ambiente de sus anécdotas y sus ganas de disfrutar el momento. Nano es la verdadera imagen de una buena persona y el verbo incuestionable de su trayectoria empresarial. Un hombre hecho a sí mismo cargado de razón y aventura por vivir el Carpe Diem horaciano. Qué grande es Nano!
Nano Fernández, a la dcha. en compañia de dos amigos, (foto: Carlos Cuesta)
Y Vegacervera ve pasar la vida entre un verano animado y un otoño que llega dispuesto a recoger las castañas y a entregarse a saborear las ambrosías que da la tierra. El otoño y los muchos visitantes que buscan esa complicidad con la buena gastronomía tienen aquí su Santo y Seña adecuado.
Y en estos lares bañados por el río Torío hay buenos restaurantes de cocina doméstica y locales para el picoteo sencillo. Hotel Rural - Restaurante Fuentes Blancas-SPA, Las Rocas, El Camping o El Molino, son sitios donde los fogones anuncian notables sorpresas. Y siguiendo las Hoces de Vegacervera se alcanza la cueva singular de Valporquero, un espectáculo de la naturaleza.
Cueva de Valporquero, León
En suma, un turismo verde con toque montañero y de buen yantar para olvidarse por unos días de la rutina diaria. Los productos terrenos de Cárnicas Tavito y El Montañés son savia abierta para conocer de cerca la artesanía gastronómica que no es otra que la cecina vacuna y de chivo. Excelencias de una comarca que ofrece lo que tiene. Que es mucho y bueno.
Productos de la matanza de El Montañés. las cecinas de chivo son de referencia en la zona, (foto; Carlos Cuesta)
Carlos Cuesta, autor
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