Si yo fuese juez

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    No soy juez, pero si lo fuese, estaría entre el 43,9 % de los que no están integrados en ninguna de las asociaciones judiciales existentes.



     Creo firmemente que cualquier persona que quiera ser lo más independiente posible, para no estar condicionado, debe abstenerse de pertenecer a grupos o grupúsculos. En los grupos incluyo por supuesto a las asociaciones de cualquier tipo, ninguna tiene carácter totalmente inocuo. Las asociaciones, ni se distinguen por la imparcialidad ni por la neutralidad, ni por la condición de apolíticas, aunque lo proclamen.


     La Asociación Profesional, entre sus fines recoge: “La defensa y promoción de los principios, derechos y libertades consagrados en la Constitución” y eso lisa y llanamente es acción política. Otro de sus fines es “Promover candidatos para el nombramiento de cargos…velando siempre por el cumplimiento de los principios de mérito y capacidad”. Aquí volvemos a encontrarnos con acción política destinada a conseguir promover a los suyos. Lógicamente tienes que ser de uno de los suyos para que te promuevan.


      Esta asociación, que es la mayoritaria, curiosamente no acepta el concepto de Juez como funcionario público, porque dicen que no son tales. Hasta ahora estaba convencido de que los jueces en España eran funcionarios públicos y de ahí su inamovilidad. Dicen que no aceptan ese concepto, pero no dicen lo que son o lo que creen que son.


     Si acudimos a sus orígenes y nos remontamos a marzo de 1980 observamos que celebró su Primer Congreso, con carácter constituyente que presidió Federico Carlos Sainz de Robles. En aquel congreso se eligieron los cargos directivos y los que habían de ser candidatos de la Asociación en las elecciones a vocales del Consejo General del Poder Judicial recién creado. En consecuencia, desde sus orígenes la asociación estaba dirigida a intentar controlar el Consejo General del Poder Judicial, con los suyos.


    Por su parte Juezas y Jueces para la Democracia, también tiene entre sus fines: “Contribuir decididamente a la promoción de las condiciones que hagan efectivos los valores de libertad, justicia, igualdad y pluralismo político que la Constitución proclama para reforzar el Estado social y democrático de Derecho y la defensa de los Derechos Humanos universalmente conocidos”. Palpablemente se trata de ejercicio de la acción política.


     Quizás el que sean más explícitos en el ejercicio de la acción política traiga causa en su origen, me refiero a la que aluden en su página web, Justicia Democrática que fue una asociación de jueces, fiscales y secretarios judiciales de España, que se dio a conocer en 1971 de forma anónima y clandestina durante la dictadura franquista. Esa asociación agrupaba a los miembros de la judicatura de creencias democráticas (una minoría frente al aplastante sesgo conservador del resto de jueces y fiscales, que sigue persistiendo) y tenía como objetivos implantar el estado de derecho en España. Acción política directa que les llevó a integrarse en Coordinación Democrática, popularmente conocida como Platajunta, organismo unitario de oposición al régimen dictatorial creado el 26 de marzo de 1976 mediante la presentación de un manifiesto, cuyo lema era “ ni reforma, ni ruptura: sólo una transición de dictadura a democracia”


     Por otro lado, esta asociación tiene también como finalidad. “Asegurar la composición representativa y plural del Consejo General del Poder Judicial y en todos los órganos de gobierno del poder judicial”. Aunque no lo digan claramente, se trata también de procurar que los suyos formen parte del Consejo General del Poder Judicial.


     De ahí que yo si fuese juez no llegaría nunca a alcanzar un puesto en el Consejo ni seguramente ocuparía puestos en altos Tribunales, lo mismo que les sucede a muchos integrantes de la carrera judicial con altas capacidades y valía personal, que son realmente independientes y que no están integradas en ninguna asociación.

“Obras son amores y no buenas razones”

      Si realmente es verdad que se quiere hacer efectivo el principio de mérito y capacidad del cual está muy necesitada la judicatura y en general la administración, sería preciso que la designación, no fuese por medio de elecciones, pues los resultados ya los tenemos muy vistos. Lo ideal serían concursos con baremos de méritos y capacidades previamente establecidos (no entrevistas) para que los candidatos pudiesen concurrir sin necesidad de los apoyos políticos de las asociaciones. Decía Santa Teresa que “Obras son amores y no buenas razones”

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