Negacionismo

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Uxia 135

    La democracia como sistema político tiene que consagrar, defender y validar la disparidad de intereses y las necesidades diversas como bases fundamentales de su existencia. Por ello, ya desde los albores de la civilización occidental y más precisamente desde Atenas como ciudad-polis se vislumbraba el quehacer político de la oposición frente al Gobierno de turno. Y así, hasta nuestros días.


    Nada más lejos de lo que debería ser una sosegada época estival, el calor parece que ha reactivado la actualidad, sin que cada día abra con un par de primicias políticas.


    A cada asunto, su respuesta gubernamental, ante la cual la oposición mueve de manera rápida los hilos para dar su golpe de efecto.

        No queremos una oposición de tertulianos. Queremos palabras y hechos

      Una actitud teñida de maniqueísmo, donde todo es blanco o negro, pero es más negro que blanco.


      Una censura constante, malbaratando datos tan obvios como oficiales, cargada de un pesimismo llevado al extremo. Y esto, viene de atrás. Mientras los países europeos se daban tregua en la contienda a causa de la excepcionalidad del virus, en España, la derecha y la ultraderecha hacían carrera de fondo para ver quien tenía el recorrido más largo.


     Extremos que han decidido volverse en su contra cual proyectil que impacta contra una fachada cuyo número 13 parece ser solo un presagio. Porque, cual efecto rebote, las respuestas llegaban, desde el liderazgo mundial en vacunación, pasando por las ayudas de los Fondos Next Generation EU hasta la rápida solución ante la crisis de Afganistán.


     Una oposición con el negacionismo por bandera cuyo trasfondo se diluye en la hipocresía frente al liderazgo internacional que ha de hacérselo mirar desde lo más profundo de esos  territorios vacacionales donde critican los días de asueto en alpargatas.


      Esta no es la política que nuestro país se merece. Es imprescindible poder contrastar con una oposición que demuestre calidad democrática y argumento. Que la crítica solo se merece cuando es edificante para una España que contribuya a hacer una Europa mejor, pues somos ejemplo de solidaridad y superación. Y ese es nuestro punto de partida.  Un país de emociones, que sabe tender la mano más allá de sus fronteras.


     No queremos una oposición de tertulianos. Queremos palabras y hechos.


    Y termino haciendo mías las palabras de un gran genio, Edison,  que afirmaba Los que aseguran que es imposible, no deberían interrumpir a los que estamos intentándolo”.


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