Las cuentas no salen

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  No creo que casi nadie discuta que estamos viviendo unos años de una espectacular y acelerada progresión del acceso a la información. Hay que pensarse mucho lo que uno dice, porque en unos pocos segundos y después de indagar en internet, tu amigo oyente puede contradecir tu afirmación dejándote en evidencia. Lo que no resulta tan fácil de contrastar es lo que periódicos, radio, televisión y redes sociales de internet opinan o afirman. Asimismo, la gran mayoría de estos medios de comunicación están muy condicionados por diversas ideologías políticas y se limitan a informar o analizar sobre asuntos que no perjudiquen gravemente a las castas que les echan una mano. Por todo ello, resulta difícil conseguir una visión acertada de los problemas más importantes que nos acechan.


     Existe uno, que muchos ciudadanos españoles perciben claramente. Las cuentas económicas no salen y van a peor.  Tenemos el mayor nivel de deuda pública desde hace 140 años. Están naciendo un 47% menos de bebés que hace cinco años, mientras la esperanza de vida sigue subiendo.  Crece la precariedad laboral de muchos trabajadores y el paro sigue en niveles muy altos. La mayoría de los jóvenes tardan mucho en independizarse y cuando lo hacen es gracias a los ahorros de sus padres. El turismo y la hostelería que mueven millones de puestos de trabajo están en una situación muy complicada. Gran parte de los jóvenes talentos en investigación científica e innovación tecnológica se tienen que ir a otros países que valoran más sus capacidades de trabajo. Nuestra propia producción agrícola, pesquera, ganadera e industrial ha perdido mucho peso económico.


     Curiosamente, todavía no ha ocurrido un fuerte estallido social que parece inevitable en el futuro. El sistema español actual de pensiones es insostenible a medio plazo y no hay visos claros de solución para ello. La deuda pública también está subiendo mucho en la mayoría de los países de la Unión Europea. Tampoco, se observan proyectos políticos serios para aumentar los ingresos y disminuir los gastos estatales. El futuro panorama socioeconómico de España no invita al optimismo si no se realizan reformas estructurales serias. Padres, que ya no podrán ayudar económicamente a sus hijos y que temen no llegar a disfrutar una buena jubilación. Hijos, con títulos universitarios y salarios inferiores a los mil euros mensuales. Lo de tener las jubilaciones de sus ascendientes ni se lo plantearán.

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