¿Qué niño no soñó ir al parque Rodó de Montevideo?
Sin importar en que sitio del país vivieran, padres, tíos ó abuelos, al menos una vez, encontraron la forma de acercar a los infantes y no tanto al Gusano Loco, el Tren Fantasma, la Noria o barco Pirata…
Montevideo, Parque Rodó, volando hacia el sol
Los adolescentes buscaron otros juegos o idearon y cristalizaron sus travesuras…
Instalaciones del Parqué Rodó, en Montevideo
En el Castillito, buscadores de lectura disfrutaron una biblioteca. Otros pasearon en cisnes a pedal por las aguas del lago del Parque Rodó, mientras en los anocheceres estivales la música de un orquesta sonaba armoniosa… o unos feriantes desplegaron su creatividad a la hora de mostrar sus mercancías.
Montevideo, Lago Chacón. Parque Rodo. Montevideo. Uruguay
Y en San José o en Minas, o en otras ciudades de lo que llamamos el Interior del Uruguay, espacios verdes con juegos y atracciones también fueron bautizados “Parque Rodó” y reunieron familias o dieron cita a jóvenes y no tan, que seguirían caminando juntos por años, o quizá no… o se reencuentran después, con esos recuerdos.
Montevideo, Embarcadero Parque Rodó
Hoy, con los cuidados impuestos para paliar los riesgos de la pandemia, estos parques siguen vigentes y atrayendo. Pasan esas cosas y nuevas cosas.
Parque Rodó? Por qué, llevan ese nombre?
Este año 2021, nos recuerda que hace un siglo y medio, en 1871 nació en Montevideo José Enrique Camilo, un niño que ya leería a los cuatro años, que conocería los altibajos económicos por los impactos que produjeron en su escolarización sorteados con mas o menos éxito, pero que serían el germen de su interés por las letras. Inició estudios universitarios que no llegó a concluir, lo que no impidió que en 1898, fuera nombrado profesor de literatura de la Universidad de la República, seguramente un reconocimiento a su trayectoria como pensador.
Trabajó desde los 14 años cuando queda huérfano de padre y sólo una década despúes con 24 años, publica sus poemas y algunos artículos periodísticos. En ese mismo año de 1895, fundó la Revista Nacional de Literatura y Ciencias Sociales junto con otros intelectuales uruguayos y dónde en 1896, publicó los ensayos: “El que vendrá” y “La novela nueva”. Allí analizaba los aspectos que contribuían al sentimiento de malestar de la época. Pero allí también propondría una alternativa espiritual basada en la llegada de un redentor para establecer una vida basada en amor, paz, armonía.
Llegado 1900 se publicó su obra maestra: Ariel, que consolida la corriente ideológica latinoamericana denominada “arielismo”, que propone oponer al utilitarismo anglosajón los valores de la cultura greco-latina. Una visión idealista de la cultura latinoamericana como un modelo contrapuesto a la cultura norteamericana a la que Rodó consideraba cargada de sensualismo y grosería materialista. El arielismo preexistía, en el pensamiento de Ruben Dario y Paul Groussac. A principios del siglo XX, muchos intelectuales y filósofos se sentían decepcionados por las ideas imperantes: positivismo y liberalismo, que había caracterizado el pensamiento social y filosófico de la última mitad del siglo XIX.
Rodó, por su parte, estaba interesado en reivindicar la identidad cultural del país y la región, e interpelaba a la juventud latinoamericana a valorar el pasado y transformar la mirada hacia el futuro.
Rodó adopta el simbolismo como estrategia a la hora de escribir y toma esa idea de la obra de “La tempestad” de William Shakespeare, donde se presenta a los personajes de Ariel, Calibán y Próspero. Ariel es símbolo de la espiritualidad de América Latina cuyas raíces se hunden en el ideal grecolatino de belleza y el ideal cristiano de caridad, componentes indispensables, según Rodó, para construir una sociedad con valores, no ocupada en la sensualidad y el materialismo: una sociedad basada en un sistema democrático, con dirigentes capacitados que darían espacio a una cultura superior.
Otros latinoamericanos a su vez, reflexionaban:
>>> Carlos Fuentes, escritor mexicano, dice de Rodó y su obra: "irritante, insufrible, admirable, estimulante, decepcionante Rodó" y agrega "un libro esencial en la prolongada búsqueda latinoamericana de la identidad".
>>> Y el uruguayo Mario Benedetti, en “Genio y figura de José Enrique Rodó “ expresa: "aunque en varias facetas del estilo aparezca como caduca, en su relación inevitable y umbilical con el espíritu que la generara, sigue pareciendo humanamente viva".
Rodó fue también político, miembro del Partido Colorado de José Batlle y Ordóñez. Ejerció como diputado por Montevideo desde 1902 a 1905, pero renuncia desilusionado de la realidad política imperante. En 1906 publica Liberalismo y jacobinismo y tomó distancia de Batlle aunque volvería a la política y nuevamente sería electo Diputado en 1908 y en 1910.
En ese tiempo escribió también Motivos de Proteo, y en 1913publicó El mirador de Próspero.
Será luego corresponsal de la revista Caras y Caretas de Argentina, por lo que deja Uruguay para viajar a Europa.
En Italia, más precisamente en Palermo, fallece.
Y en 1920, hace un siglo sus restos son repatriados.
A la juventud de América.
Escribe tu comentario