El empresario gallego Primo López se desprende de cuatro restaurantes en Düsseldorf

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Primo Lopez (1)

  • Primo López Opazo


     En septiembre de 1980, Primo López Opazo, (Abavides –Trasmiras, Ourense) que ahora tiene 66 años, abrió su primer restaurante en Düsseldorf. El empresario gallego, conocido en Alemania como “König der Altstadt” (rey del casco antiguo) tiene 7 restaurantes en Schneider Wibbelgasse, que también se conoce como Spanische Gasse (la milla española). Ahora quiere separarse de cuatro. Se trata de los restaurantes El Gitano, El Flamenco, Picasso y Da Primo, como él dice. No obstante, seguirá dirigiendo el resto de operaciones, Café Madrid, Restaurante Las Tapas y Restaurante El Amigo.


Tenía 14 años cuando llegó a Alemania con sus padres de Galicia en el año 1976. Primero fue a la escuela, dice. “Pero eso no encajaba, todavía no entendía ni una palabra de alemán”. Trabajar en la cervecería era aún más conveniente para él. “En Galicia tuve que ayudar en el campo. En comparación, trabajar en Alemania fue un lujo para mí". Hasta que recibió la oferta para hacerse cargo de un restaurante en Schneider-Wibbel-Gasse. Un cliente que trabajaba como apoderado en un gran banco confiaba en él y apoyaba sus planes empresariales. Le dio 150.000 marcos para montar su negocio y la garantizó su propia fortuna.


López abrió en 1980 su primer restaurante, el "El Amigo". Para explicar el concepto del restaurante, le gusta pararse frente a la puerta con los brazos abiertos: los invitados deben sentirse bienvenidos como amigos. Poco a poco su imperio gastronómico se va ampliando. Cuando cerraba un restaurante en la Schneider-Wibbel-Gasse, a menudo los propietarios o los gerentes le preguntaba si quería hacerse cargo. En algún momento, López llegó a tener alrededor de 20 restaurantes, pero no ha sido durante mucho tiempo.


Amigo

Restaurante Amigo, el primero de la saga de Primo López, en Düsseldorf


En el verano del 2008 compartió generosamente su éxito invitado a sangría a toda la calle para celebrar que España acababa de ganar la Eurocopa de fútbol. Los tragos ayudaron a los alemanes a olvidar pronto que fueron los derrotados.


La entrega de los restaurantes no tiene nada que ver con la crisis del coronavirus. López solo quiere tomárselo con calma. Está muy feliz, dice. La Schneider Wibbel Gasse se ha convertido en su hogar. Incluso hoy, suele almorzar allí: todos los días en uno de sus restaurantes diferentes.

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