El artículo 14 de la Constitución Española, dice que “los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social” . Sin embargo, los muchos criterios “subjetivos” que todavía se utilizan para decidir si una persona será o no funcionario, y las importantes diferencias salariales entre funcionarios de distintos Ayuntamientos, Comunidades Autónomas o diferentes instituciones estatales que realizan el mismo trabajo, me señalan que aún existen muchas discriminaciones personales o sociales.
Un ejemplo que bien puede reflejar parte de esta problemática, lo encontramos dentro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, en donde guardias civiles y policías nacionales, siguen lejos de los sueldos de los Policías Autonómicos, a pesar de la subida salarial de los dos últimos años. Asimismo, encontramos graves brechas salariales entre Policías locales de distintos Ayuntamientos. Por una parte, los policías locales en Madrid, Málaga y muchas localidades de Canarias cobran más de 2000 euros netos de media, mientras que los de otras muchas localidades españolas no llegan a los 1500 euros. Podríamos seguir ahondando en las brechas salariales de las distintas localidades o autonomías, aún sin resolver, entre profesores, sanitarios, funcionarios de prisiones, justicia, etc, etc.
El problema radica en la carencia de leyes y reglamentos estatales que regulen los sueldos de los empleados públicos locales, regionales y centrales, atendiendo principalmente al nivel de desempeño, función, horario, condiciones laborales y coste de la vida en la localidad de destino. Hoy en día, muchos políticos de ámbito local y regional, siguen influyendo demasiado en el aspecto laboral y salarial de muchos funcionarios, los cuáles, se ven tentados a realizar algunas actuaciones u omisiones en función de intereses egoístas propios o ajenos, pero contrarios a las leyes, reglamentos e intereses generales de la sociedad. Miles de funcionarios a la hora de trabajar, están presionados para devolverle el favor al dirigente local o regional de turno, que influenció decisivamente en un mejor horario, condiciones laborales, la importante subida salarial de sus complementos salariales, consecución de su plaza fija, o en la de un familiar. En definitiva, se encuentran dentro del sistema de la “cadena de favores”, tan arraigada en muchos niveles públicos y privados de nuestra compleja sociedad española.
¿Nos acordamos de los casos de funcionarios que cobraban un buen sueldo sin casi acudir a sus puestos de trabajo?. ¿Nos acordamos del pago de 12 o 13 millones de las antiguas pesetas, para conseguir una plaza de Policía Local en algún Ayuntamiento de cuyo nombre no me quiero acordar?. Si el PSOE y Unidas Podemos consiguiesen formar gobierno con mayoría simple o absoluta, he aquí, un aspecto del artículo 14 de la Constitución Española, necesitado de un importante desarrollo legislativo y reglamentario, para la disminución del nivel de corrupción política y el aumento de la igualdad entre los empleados públicos que desempeñan similares funciones.
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