El verano a pesar del clima de estos días ha dado paso al otoño, que, oficialmente, comienzó el 23 de septiembre. Cuanto antes lo asumamos, mucho mejor. Por eso hemos preparado una pequeña lista para disfrutar de esta época del año, que, por cierto, le sienta especialmente bien a Madrid.
Un rincón imprescindible para disfrutar del paso de las estaciones en la ciudad. Forma parte de la candidatura del Sitio del Retiro y el Prado con la que Madrid aspira a entrar a formar parte del catálogo del Patrimonio Mundial de la UNESCO en el apartado Paisaje Cultural.
El Jardín Botánico de Madrid, ubicado a escasos metros del Museo del Prado y de la estación de Atocha, es uno de esos oasis muy poco visitados que sorprenden a quienes se dejan caer por allí y tienen ganas de salirse del itinerario turístico habitual.
Interior del Jardín Botánico de Madrid
A mediados del siglo XVIII, el rey Carlos III soñó con transformar el paseo del Prado en el epicentro de la ciencia española. Sobre el cerro de San Blas pidió que se construyera el Real Observatorio, y a escasos metros de allí el Gabinete de Historia Natural -actual edificio del Museo del Prado-, y este jardín botánico, dividido en terrazas escalonadas siguiendo la traza inicial marcada por Francesco Sabatini, aunque más tarde sería totalmente adaptado el proyecto por el arquitecto Juan Villanueva.
La Puerta Real, que da al paseo es obra del primero, mientras que la de entrada, la que está al lado del Museo del Prado, es de Villanueva, que también da nombre a un pabellón que servía como invernadero y hoy lo hace como sala de exposiciones. Precisamente el día 22 se inaugura Vivarium, con dibujos de Miquel Barceló sobre telas de lino y algodón. Sobre esos dibujos, su madre, Francisca, ha realizado bordados.
Puerta Real, del Jardín Botánico
Pasear por el Botánico es todo un placer. En él se distribuye una importante colección de especies vegetales, más de 5.000, procedentes de todo el mundo, entre plantas ornamentales, de huerta, aromáticas, medicinales… Eso, entre las vivas, ya que cuenta también con más de un millón de pliegos en su herbario. Además, es un sitio maravilloso para leer, con algún libro comprado, quizás, en la cercana Cuesta de Moyano. Si buscáis una cafetería especial, tenéis que saber que hace apenas unos meses el Botánico ha inaugurado la suya propia, La Cátedra, con tienda y pequeña terraza que se extiende cuando hace buen tiempo.
Interiores del Jardín Botánico, en Madrid
Un lugar ideal para degustar un café o comer mirando a las calles de Gran Vía y Alcalá, que muestran el continuo devenir de la urbe, sin duda ese sitio es La Pecera, del Círculo de Bellas Artes, donde se puede disfrutar el otoño madrileño entre arte en pleno centro de la ciudad. Si se llama así es porque está acristalada, por lo que se convierte en un maravilloso escaparate desde el que disfrutar del trasiego de la ciudad. Es particularmente atactiva para los días de lluvia…
Vista de la Gran Vía, desde el Circulo de Bellas Artes de Madrd
De arquitectura neoclásica, destacan en ella sus esculturas -esa mujer tendida en una cama de piedra- y obras pirctóricas de gran formato que cuelgan de sus paredes, procedentes de los fondos que atesora el propio Círculo. Para quien no lo sepa, tiene un menú diario por 15 euros estupendo.
La Pecera del Círculo de Bellas Artes, Madrid
Podría decirse que El Retiro en general es otro de esos sitios estupendos para disfrutar del otoño, durante los meses otoñales sus jardines muestran una maravillosa gama de tonos ocres, amarillos y rojizos, convirtiendo nuestros paseos en un auténtico placer. Además, los lugares más emblemáticos de este parque de Madrid nos muestran un nuevo aspecto bajo la luz y los colores del otoño.
Arboles , con sus colores típicos de otoño en el Retiro de Madrid
Pero uno de los mejores rincones para vivir de una manera especial el otoño, es el Palacio de Cristal, frente al estanque menor y esa cueva en la que tanto me gustaba adentrarme cuando era pequeña. El edificio es uno de los mejores ejemplos de arquitectura en hierro y cristal de la ciudad, concebido en sus orígenes como invernadero para la Exposición de Flora de las Islas Filipinas de 1887. Durante el otoño, los árboles caducifolios crean un armonioso marco cromático en torno a este singular palacete, convirtiéndose en uno de los objetivos más buscados para ser fotografiado.
Palacio de Cristal, en el Parque del Buen Retiro de Madrid
Hoy es una de las salas de exposiciones más bonitas de Madrid, dependiente del Museo Reina Sofía. Hasta el 14 de octubre, podéis ver la obra del artista iraní Nairy Baghramian, con esculturas e instalaciones.
Una de las mejores experiencias otoñales en El Retiro es dar un agradable paseo en barca por su estanque, epicentro del parque y lugar desde donde se puede contemplar en casi toda su extensión.
Se trata de un lago artificial que mandó construir el rey Felipe IV para poder representar batallas navales.
El Embarcadero
En este mismo estanque se puede disfrutar de un agradable paseo en barca de remos, otra de las atracciones típicas de Madrid. Son de cuatro plazas y se pueden alquilar desde 5,80 euros hasta 7,50 euros los fines de semana y festivos.
Lago del Retiro, Madrid
Otra opción más tranquila y económica es el barco solar, que se puede coger en el mismo lugar.
El horario del Parque del Retiro de Madrid, desde el mes de octubre al de marzo, es de seis de la mañana a diez de la noche
Después del verano siempre hay que desintoxicarse un poquito, recuperar el cuerpo, vaya. Y para eso este idílico hammam, a dos pasos de la Plaza Mayor, es el lugar perfecto. Es todo un oasis en la ciudad, un lugar para relajarse pero también para reencontrarse con la Historia. Según la tradición árabe, el equilibrio entre cuerpo y mente se consigue a través de los cambios de temperatura, con el agua siempre como elemento purificador. El Hammam Al Andalus está construido sobre un aljibe de cientos de años de antigüedad, y aprovecha al máximo la estructura y los materiales de la construcción original.
Interior Hamman Al Andalus, en Madrid
Nada más poneros el bañador bajaréis por unas escaleras a una sala donde encontraréis tres termas con agua a diferentes temperaturas -fría, tibia y caliente-, además de un baño turco. ¡Aquí podéis moveros como queráis! Porque lo mejor del hammam es que no hay un circuito establecido. Durante hora y media, te mueves a tu aire, para disfrutar mejor de un espacio donde reina el sosiego gracias también a la ambientación. Luz tenue, velas, música de fondo… La experiencia se completa con un vasito de té y un espectacular masaje.
Hamman Al Andalus, en Madrid
Teleférico de Madrid
Y para terminar el día.... ¡Un viaje por las alturas! El Teleférico de Madrid nos regala una estampa maravillosa de la ciudad a 40 metros del suelo.
Vista desde el teleférico al atardecer de una tarde de Otoño (foto: M.A. Alonso Martín)
Inaugurado el 20 de junio de 1969, el Teleférico de Madrid comienza en el paseo del Pintor Rosales y termina en la Casa de Campo. En su trayecto sobrevuela la rosaleda del Parque del Oeste, la estación de cercanías de Príncipe Pío, la ermita de San Antonio de la Florida y el río Manzanares y termina junto a la plaza de los Pasos Perdidos de la Casa de Campo. En esta terminal hay un restaurante-cafetería con un mirador privilegiado, el parque infantil Pumba y un aparcamiento para vehículos.
Vista sobre el Parque de Rosales de Madrid (Foto: M.A. Alonso)
El teleférico es de sistema bicable. Dispone de 80 cabinas, cada una de ellas con capacidad para cinco personas, y recorre una distancia de 2.457 metros, alcanzando una altura máxima de 40 metros. Tiene una capacidad para 1.200 pasajeros por hora y su velocidad es de 3,5 metros por segundo, tardando 11 minutos en realizar el trayecto. Desde el Teleférico se pueden contemplar las puestas de Sol de Madrid, la Casa de Campo o la Sierra de Guadarrama, un Madrid único y distinto. ¡Feliz vuelo!
Vista al Anochecer, una tarde de diciembre desde el Teleférico de Madrid (foto: M.A. Alonso)
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