El prestigio de hoy en la dulcería asturiana nació a principios del siglo pasado en un obrador de Pola de Laviana
Gersán Martínez su mentor y confitero excelente creó en 1912 un pastel que actualmente es el santo y seña de las mejores propuestas regionales en el campo de lo dulce. El Bartolo, un pastel de almendra en forma de barqueta con el hojaldre de puesta en escena.
En un principio el engrudo o masa interior era de avellana muy abundante por estos lares pero resultaba un tanto dura la pasta y el genio de Gersán lo derivó a la almendra "marcona”. Y con este pastel y otros de indudable sabor y prestigio se fue ganando un nombre en la rica y notable dulcería del Principado.
Actualmente Gersán sigue trabajando la pastelería en Pola de Laviana, Oviedo y Gijón. Negocios controlados por sus ancestros, nietos y bisnietos en una saga dulzona que mantiene el estilo y el buen hacer de su patriarca y maestro Pastelero Gersán Martínez. Y ese Bartolo esencial y marca de la casa es ahora mismo el pastel más antiguo y tradicional de Asturias y tiene su base primigenia en la villa de Pola de Laviana en el Alto Nalón asturiano.
El presidente del Principado asturiano Adrián Barbón, es un enamorado de los Bartolos, como buen lavianés. En la foto con Carlos Cuesta, autor de este reportaje
Y siguiendo esta estela profesional destaca Ataúlfo Valdés Costales quien regenta la Confitería Asturias de Oviedo. Un local de nombradía en la capital del Principado con una carga de trabajo sobresaliente y donde los hojaldres con el Bartolo, la tarta de milhojas y las Letizias de referencias dulzonas. En Oviedo ciudad famosa por sus confiterías tiene en "Asturias” lo más genuino y delicado de toda la región en los trabajos de tahona y obrador con el merengue italiano como prueba sápida de esta aseveración.
Confitería Asturias, de Oviedo
El maestro pastelero Ataúlfo Valdés Costales casado con una nieta de Gersán Martínez y persona dinámica donde las haya domina a la perfección el arte del rollo confitero como nadie y controla con voluntad beatífica las formulaciones de sus recetas. Su hijo es su emblema y herencia en los dictados del maestro. Y decir que Ataúlfo es un lavianés ejerciente y miembro de honor de una de las sociedades gastronómicas con más solera de Asturias. La Pegarata de Pola de Laviana. Su entrega en todo lo que hace es reflejo de su garantía como persona que concita la voluntad de todos. Es ahora mismo la representación oficial y directa de la saga Gersán.
Ataúlfo Valdés Costales, el polifacético maestro pastelero, ejerce además como ajedrecista, saxofonista y muy popular en su ciudad por su carácter campechano
Y en Gijón brilla con luz propia la Pastelería Argüelles, un negocio reciente capitaneado en los años noventa por José Argüelles nieto del fundador junto a su mujer Isabel. Ambos fallecidos recientemente sigue con el testigo su único hijo Antonio, uno de los nuevos hacedores de pasteles y chocolates de Asturias. Los trabajos de obrador de este establecimiento bajo la atenta mirada de su propietario son ejemplares para la exigencia disfrutona de lo "dulzaplayo” de las gentes de Gijón.
Antonio Argüelles, de la saga Gersán, uno de los profesionales más prestigiosos de Asturias
Y en Argüelles la variedad y presencia de su pastelería es esencia de calidad y óptimo trabajo, lo que influye en la demanda popular de sus propuestas pasteleras con el hojaldre de marca definitoria. La saga Gersán sigue su marcha imparable con los nuevos herederos de esta familia lavianesa que han hecho de la pastelería regional una manera de ser y estar donde la promoción de lo dulce es su ánimo y su entusiasmo.
Confiteria Argüelles, en Gijón, lo dulce como arte
Las hermanas Emma y Silvia, hijas del nieto de Gersán Chani y Amor están al pie del negocio en el local nodriza de Pola de Laviana y con sus buenas dotes para la amabilidad ofertan sus primigenios Bartolos y otras variedades suculentas como las palmeras y el roscón de pascua, amén de las sabrosas pegaratas que están a punto de convertirlas en patente de la casa. Una saga con los pasteles como ritual y los sabores y saberes como enseñanza.
Emma y Silvia, copropietarias de Gersán, la confitería primigenia de los Bartolos
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