Recogido de la Revista Eixo Atlántico y reproducimos por su interés

El reto de la industrialización, de Galicia pensemos en grande

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La senda de la recuperación económica en Galicia y la evidencia del efecto tractor de la industria como garante del crecimiento sostenible y del empleo ha vuelto a centrar el foco en la necesidad de potenciar este sector en nuestro territorio. En este sentido, mientras la Unión Europea fija como objetivo para el 2020 que el 20% del PIB sea de origen industrial, Galicia encara el reto con los efectos de la burbuja de los polígonos todavía patentes, las parcelas vacías y la maleza campando en una parte importante de la superficie de los parques empresariales de nuestra geografía evidencian la necesidad de una estrategia clara y coordinada de cara a evitar caer de nuevo en los errores de un pasado muy cercano.


La política industrial que se defina determinará el éxito o el fracaso en el cumplimiento del objetivo fijado por Europa y, precisamente, la repercusión del mismo para la economía de Galicia justifica que este sea el momento de pararse a reflexionar y debatir el enfoque que ha de guiar la nueva industrialización, el momento de definir cómo esa industrialización puede contribuir a nuestros objetivos como país y, precisamente por este motivo, quizá sea este el momento de pensar en grande.


Pensar en grande es pensar más allá de los localismos, dejar de pensar en clave municipal para hacerlo en clave de Galicia. Pensar en grande es creer que todavía estamos a tiempo de avanzar en la cohesión territorial, es pensar que la nueva estrategia industrial puede ser clave para perseguir un equilibrio de los territorios de forma que se ponga freno a la brecha entre la fachada atlántica y las provincias de Lugo y Ourense, que amenaza con consolidar una Galicia a dos velocidades.


Pensar en grande es escapar el minifundismo, y es que sólo desde la perspectiva del minifundismo se puede entender que casi el 40% de los concellos gallegos tengan polígono industrial, ese minifundismo que en su momento lastró el desarrollo de nuestro sector primario, que más tarde nos llevó a tener tres aeropuertos compitiendo entre sí, pero poco competitivos en su conjunto, y que ahora amenaza con lastrar también nuestro sector industrial.


Pensar en grande es unir nuestras fortalezas para sumar todas ellas, aprovechar la competitividad de la automoción, el naval o el textil al mismo tiempo que recuperemos la competitividad de nuestro sector primario, mirar hacia el rural para potenciarlo de la mano de la innovación y la investigación a través de una industria transformadora que genere el valor añadido que nos permita competir desde la calidad en lugar de continuar en la carrera por el precio más bajo.


En definitva, pensar en grande es definir una estrategia que coordine los puertos, aeropuertos y el resto de las infraestructuras para ponerlas al servicio de un sector industrial gallego que necesariamente habrá de estar conectado con Europa y con el mundo. De poco servirá que nuestras industrias sean inteligentes si nuestras conexiones para exportar sus productos no lo son.


Decía Ortega y Gasset que solo cabe progresar cuando se piensa en grande, que solo es posible avanzar cuando se mira lejos. Sólo mirando lejos y haciéndolo con una estrategia definida llegaremos a tiempo para dotar a Galicia de la industria que necesita de cara a afrontar los desafíos de un mercado más globalizado y competitivo que nunca.


Fuente:Eixo Atlántico

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